Para algunos atrevidos, el frío y la nieve no significa un obstáculo para cumplir su propósito. Así es como mucha gente se plantea la vida, sin miedo a las dificultades. El camino en invierno, lejos de los «turigrinos» (turistas y peregrinos) que llenan los caminos en verano, será más tranquilo, más relajante y solitario. Entre 200 y 800 kilómetros plagados de anécdotas, compañerismo, problemillas típicos, etc.